El hotel sigue su propuesta exclusiva y sofisticada con solamente 90 habitaciones, 1.100m² de áreas de ocio, y alta gastronomía. El nivel de servicio singular del hotel de la capital de São Paulo gana la personalidad carioca y ofrece una experiencia personalizada, con mayordomos siempre a la disposición y atentos a los mínimos detalles.

Todas las habitaciones poseen detalles únicos en la decoración y aislamiento acústico. Las Spa Suites son una extensión de la experiencia ofrecida por el Spa Santapele, que está ubicado en el 11º piso, bien como las duchas especiales, las saunas y el gimnasio equipado con aparatos Technogym. En la azotea, la piscina infinita con un deck mojado completa las opciones de ocio. El restaurante de la piscina ofrece un menú ligero y saludable, ya el restaurante Emiliano trae una cocina contemporánea con los mejores ingredientes brasileños, preparados por el Chef Damien Montecer.

Al llegar, los huéspedes ya se ponen frente a la fachada del edificio toda revestida por paneles articulados, facilitando la entrada de la luz y la ventilación, asegurando la privacidad y rompiendo la secuencia de edificios que se encuentran en el borde de la playa. Un panel del artista Roberto Burle Marx recibe quien llega en el lobby, con una decoración que valoriza los tiempos áureos del bohemio barrio de Copacabana y un mobiliario firmado por renombrados designers brasileños de los años 50, que dan un toque al proyecto contemporáneo ideado por el arquitecto Arthur de Mattos Casas. En las habitaciones, sillas de design moderno y muebles de madera Jacaranda de Bahia comparten el espacio con fotografías del artista Leonardo Finotti.