Bip-Bip tiene sus particularidades, como la presencia inesperada e informal de estrellas de la música. Pero la informalidad también se hace presente en el atendimiento. En el bar no hay mozos. Los clientes se levantan, van a la heladera, cogen su bebida, pasan por Alfredo – siempre sentado cerca a la mesa de los músicos – dicen su nombre y lo que cogieron. Al final, es solamente pasar nuevamente por Alfredo y pagar la cuenta. Esa es la regla básica para ser un auténtico frecuentador del bar más informal, y al mismo tiempo tradicional, de la ciudad. Otra regla del bar es nunca aplaudir después de una música. “En lugar de eso, chasqueamos los dedos muy bajito”, dice el ingeniero Licinio Rogério, que hace 18 años frecuenta la casa.

Bip-Bip tiene una rica programación musical que destaca tres de los más importantes géneros de la música brasileña: los lunes y martes, hay roda de “choro”, considerada la primera música urbana típicamente brasileña, surgida en Río de Janeiro en los años 1880. ‘Carinhoso’, de Pixinguinha, y ‘Brasileirinho’, de Waldir Azevedo, son dos de las canciones del género.